El futuro lo construimos juntas

Hecho en colaboración por:

Leticia C. Mtz

Socióloga Política con estudios de doctorado en Estudios de las Mujeres y de Género por la Universidad de Granada. En la actualidad formo parte del Comisariato del Sector de Educación y Cultura en la SFP. Llevo unos 30 años trabajando en temas relacionados con el bienestar de las mujeres. Feminista por convicción, mi objetivo es contribuir para lograr un mundo libre de violencia y donde mi hija cuente con igualdad de condiciones para forjar su futuro.

REGINA (CALVARIO) DRYJANSKI, ESQ. 

Abogada de inmigración con doctorado en jurisprudencia por la universidad California Western School of Law. Originaria de la Ciudad de México; inmigrante de primera generación. Lead Attorney del Programa de Derechos de Inmigrantes de  la organización sin fines de lucro Jewish Family Service de San Diego, en donde proveemos asistencia legal gratuita o de bajo costo a inmigrantes. 

CARLA DE ALDAY

Directora de Relaciones Públicas de A Favor de lo Mejor. Asociación sin fines de lucro con 25 años de trayectoria, que está convencida de que los mensajes que viajan a través de todas las distintas plataformas pueden ayudar a crear un mundo más solidario, comprensivo, generoso y responsable.

DAMIANA CALVARIO

Mujer mestiza de color, hija, hermana, cuidadora, miembro de sus comunidades, inmigrante de primera generación. Nació y creció en la Ciudad de México, dentro de una gran familia amorosa, heredando las tradiciones de sus linajes materno y paterno.Actualmente vive en territorio Chumash, mezclando en su práctica sus raíces mexicanas, alimentación tradicional como medicina, estudios en Curanderismo y entrenamiento en herbolaria occidental.

MILDRED BONILLA 

Mujer mexicana apasionada de la responsabilidad social, practicante y maestra de yoga, colaboradora de Fundación Quiera. Somos libres si somos uno. 

PAULINA DEGETAU

Politóloga, emprendedora social y educadora. Apasionada por la justicia social, el desarrollo humano y la educación. Actualmente es cofundadora y Directora General de Makani, mi lugar; una comunidad que conecta personas para crecer, impactar y transformar el mundo.

Desde el escritorio nobrainer

por: nobrainer universe

Estamos en un momento de guerra, crisis económicas y sociales, pandemias, avances tecnológicos apresurados y exceso de información. Un mundo en el que se necesita amor, tolerancia y respeto más que nunca. Para enfrentarnos a esta situación y salir victorioso tenemos que trabajar juntxs, el futuro del mundo depende de nosotrxs.

Para este reporte conversamos con mujeres que entienden nuestro entorno y contexto, cuya perspectiva del futuro nos puede ayudar a mejorar la situación actual desde nuestras acciones diarias. Si nuestras mentes se enfocarán en un mundo mejor, un mundo de construcción, de colaboración, de equidad y de paz, es mucho más probable que trabajemos por conseguirlo. Así funciona nuestro cerebro, las ideas con las que estamos en contacto informan nuestra perspectiva, es decir: entre más hablemos y pensemos sobre estos temas, es más probable que actuemos en consecuencia.

En nobrainer sabemos el poder de las pequeñas acciones y cómo estas pueden generar grandes cambios, confiamos en ti y sabemos que sí puedes, puedes lograrlo. Hablemos del futuro, que ese si lo podemos cambiar, no tengamos miedo a hacer cosas que nos lleven a tener un mundo mejor. Por esto con este reporte buscamos invitarlxs a no solo creer en este futuro mejor sino que a construirlo. 

Las mujeres que escribieron estos artículos ya están haciendo cosas para que esto suceda y todxs lxs que lo leemos tenemos la responsabilidad de hacerlo de igual manera. Recuerden nuestra fuerza, estamos acostumbradas a luchar y a superar retos, y actualmente debemos de luchar más que nunca y más unidxs que nunca. 

Gracias a todos por tomarse el tiempo de hacer  y leer cosas que importan y pueden mejorar al mundo. El universo lo construimos juntxs.

En torno a nuevas historias corporales de vida

por Leticia Calvario

Hablar de violencia de género como una de las problemáticas más significativas de las mujeres, es necesaria pero no suficiente. Analizar la normatividad y las políticas públicas implementadas, en un contexto de economías e ideologías globalizadoras, es otro acercamiento al problema. Pero es importante indagar en ámbitos cercanos, incluso íntimos; debemos estrechar las esferas macros con las micros, lo público con lo privado, lo social con lo personal; identificar y reconocer la violencia cercana y palpable.

Nos urge reconocer que la historia de las mujeres es la historia de sus cuerpos o viceversa; y que bajo el yugo de la violencia no existe pertenencia, son por y para los otros. Así, vamos escribiendo libros corporales y entre líneas, podemos leer historias de vida sometidas a la expropiación.

Como sostenía Franca Basaglia, entendemos que el cuerpo de las mujeres es el continente de sus saberes, tanto como de sus ignorancias y miedos, de la ternura y violencia vivida, de la subordinación y libertad, del coraje, de la tristeza y la impotencia, así como de la represión y la rabia. Ese mismo cuerpo es el que goza de placer, de amor, deseo y adquiere y contiene la capacidad de adaptarse, de apropiarse y de transformar. Es el cuerpo de cada mujer donde se materializa la salud, el bienestar pero también los daños y malestares, incluso es donde se puede vivir la muerte en vida.

Kaja Finkler argumenta que se debe poner especial atención a los eventos vitales, a las relaciones interpersonales, dilemas morales y las contradicciones no resueltas, ya que todo ello deja heridas de vida. Tales lesiones, asegura, quedan grabadas en el cuerpo y se manifiestan en angustias, en dolor corporal y en sintomatologías de causas indeterminadas.

Hay que desenmascarar los mecanismos utilizados para dominar los cuerpos de las mujeres. Como sabemos, es la ideología patriarcal la que obliga a ciertas mujeres a cubrirse total o parcialmente para ser respetadas en sus comunidades; también es el patriarcado quien parece otorgar a los varones el derecho a violentar a las mujeres si utilizan vestimentas cortas o ajustadas; este sistema, a través de sus costumbres sociales, culturales, políticas y legislativas, responsabiliza y castiga a las mujeres por provocar e incentivar los actos violentos de que son objetos.

Así, se puede establecer una similitud entre el espacio de seguridad que le otorga a la mujer occidental el usar ropa ancha y holgada, al espacio de seguridad que le otorga el velo a las mujeres àrabo-musulmanas. Con todo, hay que reconocer que el problema no radica en el tipo de vestimenta o si el cuerpo se presenta oculto, desnudo o vestido; el problema radica en que las mujeres no tienen libre albedrío.

Hoy en día nos sorprende que aún existan prácticas como “la prueba del pañuelo” o “la sábana manchada”; pero lo realmente alarmante es la idea que subyace a todo ello; a saber, la necesidad de atestiguar la pulcritud sexual y la pureza corporal; en realidad es el control de la virginidad lo que atenta contra las mujeres.

Hay temas realmente controversiales, por ejemplo, la mutilación genital. No sólo son prácticas milenarias e interiorizadas incluso por las propias madres, sino además sabemos que, de no hacerlo, sus hijas serán excluidas y sufrirán el desprecio de su comunidad; en muchos casos no tendrán mayor opción que ejercer la prostitución o incluso enfrentarán la lapidación; cada piedra que desfigure sus cuerpos purificará la deshonra y la vergüenza que enfrentarán sus familiares.

Todas las mujeres, de cualquier sociedad, cultura o ideología, poseen cuerpos, en mayor o menor medida, ultrajados y violentados. No hay un solo camino para el cambio; pero hay alternativas viables para dignificar a las mujeres. Necesitamos reelaborar, como plantea Rosa Cobos, nuevos valores universales que superen barreras religiosas, culturales y sociales. No nos referimos a valores totalizantes, autoritarios u homologantes; sino a valores que respeten la humanidad de las personas, en donde tanto mujeres como hombres sean dignificados sin importar color de piel, raza, religión; en definitiva, valores universales que nombren los cuerpos humanos, en especial al de las mujeres, de manera positiva.

Para acceder a ello, nos pueden orientar interpretaciones corpóreas no esencialistas; por ejemplo teorías como la del sujeto nómada elaborada por Rosi Braidoti, donde nómada puede ser pensado como un lugar que supera en sí y por sí mismo cualquier fundamentalismo e identidad fija. Así, ser nómada significa ser algo diferente y en movimiento.

Al otro extremo, hay interpretaciones que presentan cuerpos arraigados a la tierra y a la naturaleza. Conceptos posmodernos donde el cuerpo y avances tecnológicos se funden dando lugar a cuerpos que, siguiendo a Laurie Anderson, se podrían denominar cuerpos cyborg. Dichos cuerpos se funden con la tecnología y representa la unión del cuerpo y los multimedia. En este sentido se presentan cuerpos engranados con los medios de comunicación y con las tecnologías, los cuales se convierten en nuestras prótesis.

Este tipo de planteamientos son ejemplos con los que se evita contener el cuerpo de las mujeres en una gran masa inerte y uniforme. Con ello se busca elaborar tintas diversas para escribir nuevas y complejas historias corporales de vida.

La lucha por un mejor futuro para mujeres y niñas migrantes en la frontera Estados Unidos-México

por Regina (Calvario) Dryjanski, Esq. 

En caso de persecución, las mujeres y niñas migrantes tienen derecho a pedir asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país. Esto, es un derecho humano universal. No obstante, las políticas migratorias de Estados Unidos impiden que la mayoría de las mujeres y niñas logren ejercer su derecho a pedir asilo en Estados Unidos y las obligan a permanecer en zonas fronterizas en México en condiciones precarias.

A principios del 2019, el expresidente de EUA (Donald Trump) comenzó a utilizar la regla de salud pública (Título 42) como excusa para impedir que migrantes entraran a Estados Unidos para pedir asilo e implementó el programa “Quédate en México” o Protocolos de Protección de Migrantes (MPP por sus siglas en inglés). A pesar de que, a principios del 2021, el actual presidente de EUA (Joe Biden) intentó eliminar del programa, Texas y Missouri lo demandaron y se impidió su descontinuación. En abril, la Corte Suprema de EUA escuchará argumentos sobre si la administración de Biden puede eliminar el programa o no. En este sentido, nos encontramos en un momento en el que continuar la lucha por la protección de los derechos de las mujeres y niñas migrantes es crucial.

El proceso migratorio implica riesgos para todas las personas. No obstante, cabe recalcar que mujeres y niñas migrantes experimentan un nivel de vulnerabilidad particularmente superior al de sus contrapartes masculinos, ya que enfrentan, con mayor frecuencia, violencia sexual, discriminación, falta de acceso a servicios de salud, trata y asesinatos, entre muchos otros riesgos, durante su trayecto. Cuando consideramos la interseccionalidad de otras múltiples variables como edad, nacionalidad, lenguas indígenas, nivel socioeconómico, origen étnico, y orientación sexual, por mencionar algunas, la complejidad de sus vulnerabilidades incrementa.

En el contexto particular de la frontera Estados Unidos-México, los retos que enfrentan las mujeres y niñas migrantes no terminan al llegar a la frontera, sino que en muchos casos se exacerban al verse orilladas a cruzar a Estados Unidos de manera irregular, ya que se les niega la posibilidad de entrar por el puerto de entrada a pedir asilo.

Tal fue el caso reciente de una mujer guatemalteca embarazada a quien se le negó la posibilidad de entrar a Estados Unidos a pedir asilo, se vio orillada a entrar a Estados Unidos de manera irregular y fue detenida. Patrulla Fronteriza le negó atención médica a pesar de pedirla múltiples veces—incluso cuando empezó a parir a su bebé con la ropa puesta, agarrada de un bote de basura, humillada y rodeada de hombres en la estación de Patrulla Fronteriza. La bebé empezó a llorar al salir parcialmente de su madre y agentes las tocaron sin guantes. Después de finalmente ser llevadas al hospital, regresaron a la mamá con su bebé estadounidense de dos días a la estación de Patrulla Fronteriza, sin tener acceso a atención médica apropiada o regaderas. Posterior a la denuncia por parte de las organizaciones ACLU y Jewish Family Service de San Diego, se comenzó una investigación de maltrato a mujeres embarazadas en custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (“CBP”) y se realizó un informe sobre bebés recién nacidos en custodia. A raíz de esto, se implementaron medidas para aumentar la transparencia y responsabilidad de la agencia. No obstante, no se prohibió la detención de mujeres embarazadas y bebés.

Así mismo, hace un par de años, se revelaron varios casos de infantes que fallecieron mientras se encontraban en custodia de CBP o a días de su liberación; entre quienes se encontraba una niña de siete años que murió de deshidratación y una de un año que murió a causa de una enfermedad respiratoria. CBP continúa aprendiendo a niñas y manteniéndolas en condiciones inhumanas. 

Según lo que reporta CBP, en el 2021 se detuvieron aproximadamente 388,249 mujeres y niñas en la frontera Estados Unidos-México—un incremento del 18% sobre el 2019. Varios estudios pronostican que la migración de mujeres y niñas continuará incrementando en las siguientes décadas debido al crecimiento poblacional, urbanización y factores ambientales, económicos y políticos. Por consiguiente, es fundamental crear políticas migratorias que no solo sean antirracistas, sino que también se generen desde una perspectiva interseccional con medidas de protección enfocadas en migrantes de mayor vulnerabilidad incluyendo mujeres y niñas.

Tal vez te preguntas, ¿cómo puedo contribuir para lograr un mejor futuro para las mujeres y niñas migrantes? Existen muchísimas maneras de hacerlo, y tu manera particular de hacerlo es perfecta. Por ejemplo, puedes apoyar o hacer donativos a albergues que apoyan a mujeres y niñas migrantes; sumarte a iniciativas creadas por organizaciones como la OIM, ACNUR, ACLU, Amnistía Internacional, Jewish Family Service, Casa Cornelia, Catholic Charities y Legal Aid; ayudar como intérprete; dar apoyo emocional; estudiar derecho; etc…. Actualmente, menos del 2% de las personas que ejercen la abogacía en Estados Unidos son mujeres latinas y hay muchísima necesidad de representación legal para niñas y mujeres migrantes hispanas.

El futuro lo empezamos a crear en la mente

por Carla De Alday

Siempre me ha gustado pensar en el futuro. Me parece que es una oportunidad para plantearse nuevas realidades, para imaginar todo lo que puede ser. Para empezar a construir desde la mente, todo lo que nos propongamos. Y el proceso de llegar a la construcción de nuevas realidades empieza justo ahí, en la mente. Quiero citar esta frase que me encanta de Mahatma Gandhi, porque de una manera simple y clara nos lleva por ese proceso. “Cuida tus pensamientos, porque se volverán palabras. Cuida tus palabras, porque se volverán actos. Cuida tus actos, porque se volverán hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”. 

Es por eso, que tener la capacidad de visualizar futuros diferentes y mejores para todos es el primer paso para poderlos crear. Yo sé que estamos viviendo tiempos complejos, que lidiar con todo lo que está pasando nos reta en muchos sentidos. Pero también sé que somos resilientes y que sabemos salir fortalecidos de situaciones complicadas. Es en tiempos tan interesantes como los que estamos viviendo, que nos toca encontrar creatividad para resolver y aportar a la solución de los problemas. Nos toca buscar fuerza dentro de cada uno de nosotros para salir de la zona de confort y encontrar la forma en la que podemos impactar positivamente a nuestro entorno. Y me refiero a acciones chicas, grandes, medianas y de todos tipos y tamaños. Lo importante es activarnos, para sumar a la solución y no al problema. Desde donde estás y en la medida de lo posible, estoy segura de que hay algo que puedes hacer. 

Te invito a que empieces hoy, a que hagas la prueba de dar y veas cómo te sienta. Estoy convencida de que el futuro que queremos lo podemos lograr si encontramos la manera de colaborar y ser cómplices. Es juntos que podemos imaginar y realizar lo necesario para vivir en un mañana que sea mejor para todos. Sé que no es fácil y que muchas veces encontramos resistencias, pero te prometo que vale la pena el esfuerzo. Estoy convencida de que siempre podemos estar mejor y que lo que sea que estemos atravesando en este momento, lo vamos a superar. 

Todos experimentamos muchos retos y si nos acompañamos en este camino y nos apoyamos los unos a los otros, podemos lograr lo que nos propongamos. Cierro está reflexión con un proverbio africano que me parece sumamente sabio “Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado”.

La herbolaria como forma de cuidado mutuo

por Damiana Calvario

Si no te lo has dicho hoy, permíteme decírtelo: ¡GRACIAS POR TU LABOR AMOROSA!

Gracias por acompañarte y acompañar a otres, gracias por quererte y por querer a otres, gracias por nutrir tu relación contigo misme y por nutrir tu relación con otres. El autocuidado es el cuidado de nuestras comunidades. Reconocernos como parte de una comunidad implica valorar nuestra vida y como vivimos mientras valoramos la vida de otros seres humanos y seres más que humanos y cómo la viven. Implica co responsabilizarnos del bienestar de nuestros cuerpos físico, emocional y mental. 

Cómo sería un mundo en el que el rol de cuidadores no estuviera ligado en su enorme mayoría a las mujeres y femmes? Cómo sería un mundo en el que priorizáramos la colaboración sobre la competencia? Me gusta imaginarme desde el futuro y mirar cómo vamos construyendo un nosotres, en el que el cuidado se transforme de lo personal a lo social, a lo relacional. En la medida en la que nos vamos haciendo conscientes de cómo vivimos como personas y como sociedad, podemos volvernos crítiques, podemos deconstruirnos y romper ese pacto patriarcal en el que (además de muchas otras cosas), asignamos un rol de genero al cuidado. 

Todes tenemos dones únicos con los que podemos participar en el cuidado mutuo, desde lo más mundano, hasta lo más ceremonial. Para participar en esta dinámica, basta con sembrar la genuina intención en nuestros corazones y tomar acción. Quizás tu don se encuentre en la socialización de conocimientos, en preparar comida extra para compartir con tus vecinos o en recaudar fondos para apoyar a alguien que los necesite. No desde un lugar de caridad, sino desde un profundo interés y compromiso de velar por la vida de los demás como otres de la nuestra.

La herbolaria como práctica diaria, se ha convertido en una herramienta para cuidarme a mí, a mi familia y comunidades. Con el tiempo he aprendido también que la herbolaria ha sido una forma en la que he sido cuidada a lo largo de mi vida. Muy probablemente alguien te ha hecho un té de manzanilla para un dolor de estómago o has aprendido alguna receta familiar que involucra ciertas hierbas. Las plantas nos brindan propiedades medicinales para nuestro cuerpo físico, pero también son una manera de atender a nuestra salud mental y emocional, de sentirnos apapachades. 

La herbolaria es la medicina de todes, cada cultura en el mundo ha tenido una estrecha relación con las plantas para sanarse. Una relación que existe para ser compartida. Te invito a investigar en tu propio linaje y recordar cómo te has relacionado con las plantas por generaciones, a reclamar el conocimiento que al no ser valorado, se va quedando olvidado por muches. Te invito a hacer este importante trabajo, a practicar estas formas vivas, ancestrales para cuidar de otres cuidando de ti.

No importa donde te encuentres en tu camino, si no te lo has dicho hoy, permíteme decírtelo: ¡GRACIAS POR TU LABOR AMOROSA!

Ser mujer es ser comunidad

por Mildred Bonilla 

Ser mujer en México trae consigo una connotación negativa, llena de dolor, frustración y patrones aprendidos. Hoy NO quiero enfocarme en esta realidad si no en la importancia de una comunidad, la importancia de generar y vivir en comunidad.

Desde hace 7 años estoy involucrada dentro del tercer sector, la sociedad civil organizada y hace poco más de 3 años tengo la dicha de colaborar con Fundación Quiera, fundación donante, que trabaja por medio de una red de 49 instituciones que apoyan a niños y jóvenes en riesgo de calle.

Si hay algo que he aprendido de Fundación Quiera es esta importancia de generar redes y de movernos mediante ellas. En 29 años  han beneficiado a más de 360,000 niños, jóvenes y colaboradores, por medio de 122 instituciones en 18 estados de la república mexicana; estos números no serían posibles sin estas instituciones y el desarrollo de estas instituciones, no sería posible sin la existencia de la red de Instituciones Fortalecidas por Quiera, IFQs.

Creo firmemente que el impacto y crecimiento de las organizaciones que han sido beneficiadas por Fundación Quiera viene a partir de esta red, porque el ser donante va más allá de dar un donativo; es necesario involucrarse, es necesario observar para mejorar, es necesaria la comunidad para crecer y aprender mano a mano. Simplemente tomar de ejemplo algunas de las organizaciones que pertenecen a la red de Fundación Quiera como Pro Niños de la Calle, Melel, CANICA, Mayama y muchas otras más.

Hace dos años me encontré con otra gran pasión en mi vida, el yoga. Desde mi primera práctica, sentí que había llegado a casa y a partir de ese momento todo cambió. La forma de relacionarme conmigo y con los demás, mi forma de pensar y ver el mundo, mi expectativa del mismo. El yoga me transformó para bien. Decidí que quería profundizar y en el 2021 hice mi primera certificación de yoga con Adriana Cabrera y Gerson Frau, dos grandes maestros de vida. Tengo 11 meses compartiendo la práctica de yoga y si algo reafirmo en cada práctica que doy y tomo, es este sentido de pertenencia.

Los días donde hace falta motivación, compasión y consejo los encuentro en mi “Sangha”, en mi comunidad. Gran parte del crecimiento, cuestionamiento y amor propio provienen de ahí.

Ser mujer es ser comunidad, simplemente hay que observar los grupos integrados 100% por mujeres, en cada uno se vive un sentido de pertenencia, compasión y aprendizaje que nos permite crecer. En occidente la gran mayoría que comparte yoga son mujeres, alrededor del 60% de cada clase está integrada por mujeres. Dentro del tercer sector no es distinto, el 45% de los órganos de gobierno y puestos claves son ocupados por mujeres, un gran porcentaje comparado a otros sectores como el científico (27%) y empresarial (24%). (Fundación Lealtad, Mar 2021).

Que este talento intrínseco de generar comunidad permee en cada una de nuestras esferas, realmente somos agentes de cambio, aprendemos, crecemos y nos expandimos en comunidad. Ser mujer es ser comunidad.

El futuro viene en forma de comunidad

por Paulina Degetau, cofundadora y Directora General de Makani, mi lugar

En un presente bombardeado por noticias sobre la inseguridad en el país, las guerras en el mundo y la crisis climática, nuestro poder de cambio parece reducirse y el futuro suena cada día menos esperanzador. Ante esta realidad parece que nos quedamos con dos opciones; ceder ante la desesperanza y convertirnos en parte del problema o luchar por la esperanza y por el cambio día con día. En Makani, mi lugar, estamos apostándole a la segunda; y por eso, estamos creando una comunidad que conecta personas para crecer, impactar y transformar el mundo. 

Creemos que el futuro se transforma a partir de la comunidad. Un espacio seguro para crear conexiones reales y vulnerables. Un lugar que te permite ser, crecer y aprender. Un grupo de personas acompañándote a crear tu mejor versión mientras te impulsan e inspiran a crear un impacto positivo desde tu trinchera. 

Hemos aprendido que un futuro esperanzador se construye a partir de la unión. Existen muchísimas personas haciendo cosas increíbles por todos lados y muchas otras que tienen el deseo de unirse al cambio. Lo único que hace falta es dejar los egos atrás para formar alianzas que lleven a una coordinación eficiente y una cooperación real, en la que cada persona contribuya con lo que tiene, sabe y puede.  

Sabemos que para tener esperanza en el futuro tenemos que crear comunidades transformadoras en el trabajo,en la escuela, en la familia y entre amigos y amigas. Sin embargo, estas tienen que ser intergeneracionales, interraciales e intersociales. Una verdadera comunidad de transformación debe de ser capaz de superar nuestros propios límites y permitirnos conectar con aquellas personas que se encuentran alejadas o apartadas. 

Necesitamos a personas que se atrevan a cambiar al mundo y para eso necesitamos a una comunidad. Necesitamos personas a nuestro alrededor para inspirarnos de su lucha y para acompañarnos desde sus aprendizajes y su cariño. Necesitamos de otras personas que nos abran la puerta al mundo y nos enseñen a verlo de forma diferente. Necesitamos de una comunidad, para mantener viva la flama de la esperanza de que el cambio real es posible y está llegando.

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